Javier Segura del Pozo, médico salubrista
La historia de las enfermeras visitadoras en España (que estamos explorando y de la que este texto es la tercera entrega) es incompleta sin conocer el proyecto pionero de higiene social que el Dr. Francisco Ruiz-Morote desarrolló en la provincia de Cáceres, entre finales de los 20 y mediados de los 30, y que luego intentó replicar en Vallecas en 1935-1936. El Instituto Provincial de Higiene de Cáceres (IPHC) fue adoptado y financiado por la Fundación Rockefeller (FR) como demostración sanitaria. Se sumó a la innovadora labor previa del Centro de Lucha Antipalúdica de Navalmoral de la Mata, abierto en 1924 por el Dr. Said de Buen (ver la pasada entrada), también financiado por la FR. A partir de 1931, una vez instaurada la Segunda República, fue complementado por una red de Centros Secundarios y Primarios de Higiene Rural en la provincia, que se replicaron en España. Los variados servicios gratuitos que ofrecía, los procedimientos que puso en práctica y la incansable labor de propaganda sanitaria, formación e investigación, se deben mucho a la formación salubrista moderna previa de su plantilla de profesionales, muy por encima de la que entonces era habitual en España. Para su correcto desarrollo fue imprescindible la incorporación de enfermeras visitadoras, bajo la eficaz dirección de Inés Oyarzabal.
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