La injusticia de un olvido: Marcelino Pascua (1897-1977)

Por Javier Segura del Pozo
Médico salubrista

¿Conoces la vida y obra de Marcelino Pascua? Acabo de terminar el libro «La injusticia de un olvido. El mundo de Marcelino Pascua (1897-1977), médico y político», cuya lectura recomiendo vivamente. No solo para rescatar del olvido la figura de uno de los salubristas más eminentes e internacionales que hemos tenido, sino para fortalecer nuestra debilitada memoria histórica sobre el fértil periodo republicano y su triste desenlace. Marcelino Pascua fue, como primer Director General de Sanidad republicano, el artífice del bienio dorado (1931-1933) que sentó las bases de nuestra Sanidad y Salud Publica moderna, además de profesor de la Johns Hopkins University y Jefe de Estadísticas Sanitarias de la OMS, a la que contribuyó a fundar y a prestigiar durante su primera década de vida (1948-1958). Pero también fue diputado socialista y embajador del gobierno de Negrín en Moscú y Paris, en dos momentos históricos decisivos: la recepción del famoso «oro de Moscú» y la evacuación de los refugiados republicanos en el sur de Francia. Sufrió la represión familiar y el exilio hasta su muerte en Ginebra en 1977.

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Portada del libro Marco Igual, M.: «La injusticia de un olvido. El mundo de Marcelino Pascua (1897-1977), médico y político» UNED. Madrid, enero 2018. En la imagen se ve a Pascua en el laboratorio de la Residencia de Estudiantes en la primera mitad de la década de 1920.

Cosas que ya sabías pero que te cuentan de otra forma

El libro es una valiosa investigación histórica escrita por Miguel Marco Igual (Teruel, 1954), neurólogo del hospital de Sabadell, y publicada este año por la UNED[1]. Miguel, familiar de republicanos exiliados, ha dedicado miles de horas a leer en el Archivo Histórico Nacional los papeles que Marcelino Pascua y sus familiares donaron al estado español, además de otras fuentes (Fundación Juan Negrín, Archivo Histórico del PCE, etc.), incluyendo entrevistas a personajes históricos. Está escrito con un estilo ameno, pero detallado (diría que con precisión anatómica, imbuido del espíritu científico de Pascua), que permite no solo acercarnos a la biografía de este salubrista excepcional, sino a través de su historia de vida, conocer las lógicas y las tripas de muchos acontecimientos históricos de su época.


Miguel Marco Igual, autor del libro. Fuente: Fundación Juan Negrín

Como ejemplo, os diré que no es la primera vez que leo cosas sobre la Institución Libre de Enseñanza (ILE), a cuya sombra Pascua se formó y contribuyó a formar, pero nunca me facilitaron conocer con tanto detalle el ambiente que reinaba en este grupo humano diverso, culto, cosmopolita y políglota de la Residencia de Estudiantes, que fue posteriormente el eje de la diplomacia republicana y de la vanguardia cultural. Especial mérito tenía Marcelino Pascua, que a a pesar de ser hijo de un obrero ferroviario vallisoletano, se esforzó no solo en ser médico, sino en aprender lenguas extranjeras desde muy joven.  Llegó a hablar perfectamente alemán, inglés, francés, bastante bien el italiano, y se defendía en ruso.

Foto de un jovencísimo Marcelino Pascua, excursionista en la década de 1920. Fuente: Marco Igual, M.: «La injusticia de un olvido. El mundo de Marcelino Pascua (1897-1977), médico y político» UNED. Madrid, enero 2018

Tampoco es la primera vez que oigo hablar sobre las desavenencias en los gobiernos republicanos que se enfrentaron a la rebelión franquista, pero nunca he entendido tan bien la profundidad de este reto: un PSOE desgarrado en tres almas (Indalecio Prieto, Largo Caballero y Julián Besteiro), las tensiones entre los partidos en el gobierno (comunistas, socialistas, republicanos y anarquistas), los reinos de Taifas en que se convierten los ministerios y la descoordinación y desconfianza entre los respectivos ministros, el recelo entre Prieto y Negrín, la tirantez entre Negrín y Azaña, el golpe de estado de Casado, etc. Siendo Marcelino Pascua, un «hombre de Negrín», éste sale muy reforzado en el relato, y no es sorprendente que uno de lo políticos españoles mas injustamente denigrado y estigmatizado, acabe reivindicado como uno de los mayores estadístas que hemos tenido. Os recomiendo ver el documental: “Ciudadano Negrín”Al leer estas páginas es inevitable hacer una asociación con episodios cainítas actuales de la izquierda española.

El oro de Moscú

No es la primera vez que leo sobre la personalidad de Stalin, la ayuda soviética o la falsa leyenda del “oro de Moscú” (ya desmontada a finales de los 70 por los estudios del historiador Ángel Viñas), pero la narración detallada y “científica” del propio Pascua, incluida sus entrevistas con Stalin, aportan una visión muy precisa de las relaciones entre la República y la Unión soviética, y otra, muy humana y cotidiana, de cómo era la dura vida en la embajada de Moscú en 1936-1937.

Portada de «La Vanguardia» que se hace eco de la llegada de Marcelino Pascua a Moscú como «embajador de España en Rusia» (Octubre de 1936)

Ya había leído muchas cosas sobre la decepcionante posición de los gobiernos británico y francés ante la asfixiante situación de la República, la difícil gestión de la evacuación de los cientos de miles de refugiados refugiados en Francia en el momento de la derrota final, los tristes enfrentamientos sectarios para formar gobierno en el exilio en México y dominar el relato de la derrota, …y, en fin, sobre la profunda frustración que sintieron los republicanos españoles, que habían esperado durante los años cuarenta, que al final de la guerra mundial las potencias “occidentales” vencedoras del nazismo y fascismo, apoyaran un retorno de la democracia a España. Sin embargo, el libro tiene el merito de contar todo esto y más, usando historias personales y conversaciones entre amigos.

Aunque he leído bastante sobre la represión franquista en los primeros años de la guerra y de la postguerra, sigo escandalizándome con la falta de compasión y el grado de crueldad y sadismo con que el franquismo trató a los que consideraba sus enemigos (es decir, más de la mitad de los y las españolas). El libro te confirma también el hachazo que supuso el golpe de Estado de julio de 1936 al proceso modernizador de la República Española y a las expectativas que se crearon de convertir a España en una potencia económica, científica, cultural y social de Europa.

Pascua, médico salubrista

Aunque a finales de los 90, había oído reivindicar a Ferrán Martínez Navarro la figura de Marcelino Pascua (fue uno de los coorganizadores de los Encuentros Marcelino Pascua entre 1991 y 1997), y aunque más recientemente, en uno de los encuentros de Fontilles, hablé sobre Pascua con Josep Bernabeu (uno de sus máximos estudiosos junto con Esteban Rodríguez Ocaña), hasta que no leí el libro, no he sido consciente de la magnitud histórica de Marcelino Pascua, uno de nuestros máximos referentes salubristas, junto con figuras como Ángel Pulido, Carlos M. Cortezo, Martín Salazar, Amalio Gimeno o Gustavo Pittaluga.


Libro de ponencias del V Encuentro Marcelino Pascua, celebrado en la EASP de Granada en junio de 1995

Como dice el libro, con Pascua se dio una difícil constelación: que llegase al poder la persona mejor preparada para ejercer una responsabilidad específica, en el momento histórico preciso. En este caso: la renovación de la gestión de la Sanidad española. Se había preparado bien la década anterior para ejercer esta responsabilidad: aprovechando sendas becas del comité Hispano-Ingles (beca Howard) y de la Fundación Rockefeller (FR). Gracias a las mismas, pudo visitar y conocer los sistemas sanitarios europeos y norteamericano, y formarse, en Londres y Baltimore (Johns Hopkins), en Bioestadística (con los maestros Pierson, Greenwood o Pearl, y compartiendo aula con clásicos de la Epidemiología como Bradford Hill), Salud Pública, Epidemiología e Ingeniería sanitaria (con los profesores Lowell J Reed y Hampton Frost, entre otros).

Se ganó la confianza de la FR, fruto de la cual trabajó los tres años anteriores a su responsabilidad política (1928-1931), en la Secretaria de la Organización de Higiene de la Sociedad de Naciones (OHSN), el principal precursor de la OMS, compaginándolo con la Jefatura de Estadísticas Sanitarias de la Dirección General de Sanidad (DGS) española. La FR financió proyectos en los que participo Pascua, tanto en la OHSN como en la DGS. Desde su responsabilidad en la DGS, Pascua puso en pie en 1929 el Servicio de Estadística demográfica sanitaria y el Sistema de Notificación Obligatoria de Enfermedades (lo que ahora llamamos familiarmente “las EDO”), el primer sistema español de información sanitaria.

El bienio dorado de la Salud Pública española (1931-1933)

A las dos días de proclamarse la República, Marcelino Pascua fue nombrado Director General de Sanidad. Como detalla Miguel Marco, Pascua «desarrolló las bases para una profunda reforma de la Sanidad nacional y modificó la estructura y las funciones de organizaciones existentes como el Consejo Nacional de Sanidad. Modernizó el organigrama de la DGS, creando una Secretaría General Técnica y una Comisión Permanente de Investigaciones Sanitarias. Impulsó la creación de un Consejo Superior Psiquiátrico, y de las secciones de psiquiatría e Higiene Mental, Ingeniería y Arquitectura Sanitaria, Higiene Infantil, Higiene Social y Propaganda, e Higiene de la Alimentación, la mayoría de ellas en 1931. Se crearon centros de higiene rural y se intensificó la lucha contra el tracoma, la tuberculosis, la lepra, las enfermedades venéreas y las toxicomanías”.

Recorte de prensa (probablemente de finales de 1933) con la foto del «Doctor Marcelino Pascua» y un pie de foto elogioso: «Actual director general de Sanidad, hombre joven, de energías serenas, de clara inteligencia y verdadero espíritu médico-sanitario, que sin más influencia que sus trabajos y méritos, ha sabido conquistar en el mundo entero el más precioso galardón para España y para la Medicina Española, con el único trofeo de la Ciencia, y futuro diputado socialista por la provincia de las Palmas en las próximas elecciones de Cortes»

“Se creó una Escuela Nacional de Enfermeras Visitadoras y se mejoró la situación presupuestaria y organizativo de todo un conjunto de instituciones ya existentes que eran dependientes de la DGS, como el Instituto Nacional de Higiene, el Hospital Nacional de Enfermedades Infecciosas, la Escuela Nacional de Sanidad, la Escuela Nacional de Puericultura y el Instituto de Farmacobiología (…) Suprimió la independencia del Patronato antituberculoso” Triplicó el presupuesto dedicado a sanidad: entre 1920 y 1930 oscilaba entre los 6.000 y los 10.000 millones de pesetas; en 1931 fue de 10.000, en 1932 15,600 millones y en 1933 31.400 millones”.


Cartel de fecha desconocida «Respeta la enfermera» En 1931 Pascua crea la Escuela de Visitadoras Sanitarias algunas de cuyas docentes se habían formado gracias a becas de la FR. En 1934 se creó la Asociación de Visitadoras Sanitarias, reivindicada como precursora por la actual Asociación de Enfermería Comunitaria. Entre las lideresas de entonces destaca la figura de Mercedes Milá Nolla, que en 1936 se pone al servicio del golpista general Franco, quien la hace jefa de enfermeras de hospitales durante la guerra civil. Después, en 1941, Milá crearía el Cuerpo de Damas Auxiliares de la Sanidad Militar, acompañando a la División Azul a Rusia.

En la entonces España predominantemente rural, Marcelino Pascua “estableció un sistema jerarquizado de Higiene rural, con centros primarios (rurales), secundarios (comarcales) y terciarios (provinciales). En los primarios se ofrecía atención, médica y medicina preventiva mediante campañas sanitarias. En los secundarios se proveía servicios de prevención, atención sanitaria, atención materno-infantil, salud escolar, vacunaciones, odontología y oftalmología, campañas antituberculosas y para el control de enfermedades venéreas, paludismo, tracoma, lepra y restricción del consumo de estupefacientes, además de supervisar los centros rurales. Esta estructura era un primer paso hacia un seguro obligatorio de enfermedad. También estaba prevista la creación de consultas de higiene prenatal, de lactantes y de higiene escolar, así como dispensarios móviles de higiene infantil”[2].

Centro secundario de Higiene Rural de Mérida (Badajoz). Fuente: Consejo General Colegios Médicos de España, Vol. I, nº 4, Nov. 1946, p. 48. http://www.bancodeimagedesdelamedicina.com

Renovó la cúpula directiva de la sanidad, lo que le supuso importantes enemistades. Puso al frente de la misma a colegas de su confianza (Sadí de Buen, José Estelles, Santiago Ruesta, José García del Diestro, Juan Bravo Frías, Manuel Torres grima, José Nieto García Armendáriz, Cesar Nistal), muchos provenientes de la ILE y de la UGT.  Casi todos acabaron posteriormente en el exilio mexicano, en la OMS, o presos o fusilados por el ejército franquista, como Sadí de Buen.

Cartel de propaganda de los Servicios de Higiene Infantil: «Los trastornos nutritivos de los niños casan más víctimas que la guerra. En España morían antes de la República 100.198 niños al año. Hoy para evitar esto el pueblo dispone de los servicios de Higiene Infantil». Autor: Babiano Firma: Ministerio de Instrucción Pública y Sanidad. Marcelino Pascua daba mucha importancia a la «propaganda sanitaria» y la comunicación con la población, es decir, lo que hoy llamaríamos el «marketing sanitario».

La reacción de la derecha médica

Como valiente reformador, tuvo una feroz oposición del status quo médico y sanitario, incluyendo el Colegio de Médicos de Madrid y la Asociación de Médicos Titulares.  Muchos figuras de la sanidad tenían tendencias no solo conservadores, sino de extrema derecha, como Enrique Suñer, Fernando Enríquez de Salamanca o Antonio Vallejo Nágera. El comandante Vallejo Nágera fue el jefe de la Sanidad Militar franquista, al frente de la cual se hizo tristemente famoso por sus experimentos eugenésicos (a la búsqueda del “gen rojo”) con los presos y presas republicanas (ver «La alianza entre Medicina Social, Regeneracionismo y Eugenesia en España»).

Enrique Suñer, pediatra de ideología y militancia nacional-católica profundamente integrista, fue el fundador de la Escuela Nacional de Puericultura en 1923 y nunca le perdonó a Pascua haberle sustituido al frente de esta institución cuando eligió su equipo de dirección en 1931, tal como comenta en su libro de 1937: «…[mi destitución definitiva] decretado por el tristemente célebre “Licenciado Pascua”, hoy embajador en Rusia de la roja España, privándome de la dirección de la Escuela Nacional de Puericultura, fundada por mí,…». En 1939 Suñer no solo pudo volver al frente de la Escuela que consideraba suya, sino que fue nombrado presidente del tristemente celebre Tribunal de Responsabilidades Políticas. Desde esta responsabilidad pudo satisfacer su ánimo vengador, al figurar su firma en miles de expedientes de depuración de intelectuales, profesores y profesionales republicanos (Giner de los Ríos, Marañón, Pittaluga, Recasens, Nóvoa Santos, Negrín, etc), que fueron separados de sus cátedras y puestos en la administración y cuyas viudas y huérfanos perdieron todos los derechos de pensión [2b].

Otros eran profesores de la Escuela Nacional de Sanidad, como José Alberto Palanca, Eduardo Gallardo o Luis Nájera[3], que “en julio de 1936 se pondrían del lado de los sublevados y disfrutarían de prebendas durante el franquismo”[4], según uno de los textos que cita Miguel Marco[5]. Mención especial merece José Alberto Palanca, rival y feroz opositor a Pascua desde que compartieron formación en la FR en los años 20. Le había precedido al frente de la DGS (1930-1931) y, tras afiliarse a la CEDA y apoyar la rebelión militar, volvió a ocupar el mismo puesto durante las dos primeras décadas del franquismo (1936-1956). Este periodo brilló, entre otras cosas, por el abandono de los centros primarios de higiene rural y una profunda anemia científica, como detallan  Pedro Marset, José Miguel Sáenz y Ferrán Martínez Navarro en un interesante artículo escrito en 1995: “La Salud Publica durante el franquismo” [6]

Todo estas reformas se realizaron en un brevísimo periodo de dos años (de abril de 1931 a abril de 1933), frustrado por la caída del primer gobierno republicano[7]. Lo que nos hace pensar qué hubiera pasado en nuestra Sanidad Pública si esta obra se hubiera continuado y completado.

Diez años al servicio de la OMS

Marcelino Pascua no se agotó en la melancolía de la derrota, sino que siguió la batalla salubrista en otros frentes. Primero trabajando como profesor en la Johns Hopkins (1939-1948), y finalmente contribuyendo al nacimiento de la OMS, integrándose en 1948 como miembro del Secretariado de la Comisión Interina, presidida por el croata Andrija Stampar y formada para unificar las tres organizaciones sanitarias internacionales (OHSN, OIHR y UNRRA) en la nueva OMS. Participó en el apasionante primer decenio de vida de la OMS, teniendo un papel relevante como Jefe de Estadísticas Sanitarias, entre otras cosas, en la renovación de la clasificación internacional de enfermedades, y viajando en nombre de la OMS a múltiples países del mundo para asesorar en la construcción de sus sistemas de salud. Se jubiló en 1957, pero no se retiró definitivamente hasta 1966.

Marcelino Pascua en la OMS (1955)

Antes nos dejó una obra de madurez, que se convirtió en un clásico de la estadística aplicada y la demografía sanitaria: “Metodología Bioestadística para médicos y oficiales sanitarios”[8]. El libro que fue editado en 1965 casi en la semiclandestinidad (salió firmado como “M. Pascua”)[9] .

No volvió a España hasta 1977, en un corto viaje a su Valladolid natal, para visitar a su familia y las tumbas de sus antepasados (entre ellas, la de su sobrino Ángel Pascua fusilado por el delito de ser pariente de Marcelino Pascua). Era un viaje de despedida pues ya sabía su inminente muerte por un cáncer de pulmón[10]. Según David Simón-Lorda, falleció el 14-6-1977, horas antes de que se celebraran las primeras elecciones democráticas celebradas en España desde febrero de 1936.

Zugazoitia, el PSOE y el cainismo

No quiero seguir contándoos más cosas, solo las justas para que os animéis a leerlo. Eso sí, con mucha paciencia, pues tiene más de 400 paginas. Solo quiero añadir dos cosas. La primera que también debo al libro el descubrimiento de un escritor y periodista como el vasco Julián Zugazoitia, muy buen amigo de Pascua y Ministro de la Gobernación en el gobierno de Negrín. “Zuga” fue apresado por la Gestapo en 1940 en Paris, entregado a Franco (junto con otros como el presidente catalán Lluis Companys) y fusilado ese mismo año en Madrid.

También quiero finalmente manifestar mi sorpresa de que el PSOE no haya reivindicado con más fuerza la figura de Marcelino Pascua, junto con la de Negrín, como dos de sus mejores activos políticos y científicos del siglo XX[11]. Tal vez porque, al parecer, este partido lanzó sobre Negrín[12] y sobre Pascua la «terrible» acusación (totalmente infundadas, según demuestra el libro[13]), de que, en el fondo, eran…comunistas (!) Insisto: ¡Abocados al maldito sectarismo y cainismo!

Índice

Para que tengáis idea detallada del contenido del libro, os copio el indice completo.

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REFERENCIAS

[1] Marco Igual, M.: «La injusticia de un olvido. El mundo de Marcelino Pascua (1897-1977), médico y político» UNED. Madrid, enero 2018.

[2] Ibidem pp 67-71

[2b]  Fernández Teijeiro, JJ y Ponte Hernándo, F. “La Guerra Civil y la tragedia del profesor Enrique Suñer (1878-1941)”. En: “El niño y los pediatras en la Guerra Civil Española”. Cuadernos de Historia de la Pediatria Española. Numero 10, octubre 2015, pag 31-38. Asociación Española de Pediatría. La cita sobre Marcelino Pascua, es de su libro: Suñer, E. «Los intelectuales y la tragedia de España». Burgos: Ed. Española, 1937, pag 188-189

[3] Padre de una importante saga de salubristas, entre los que se cuentan los hermanos Rafael y Pilar Nájera Morrondo. El primero, eminente microbiólogo y virólogo, oficial médico en la Unidad de Virus de la OMS en Ginebra, fundador del Centro Nacional de Microbiología y primer director del Instituto de Salud Carlos III. La segunda fue una importante figura de la educación para la salud y nutricional, recientemente fallecida (enero 2018) a los 87 años.

[4] Marco Igual,  Op. cit. pp 80-81

[5] Serrallonga Urquidi, J.: “Reformadores y Reaccionarios en la estructura central de la sanidad en España 1931-1936. Investigaciones Históricas, 29 (2009), pp 241-264

[6] Marset, P, Sáenz, JM y Martínez Navarro, F: “La Salud Publica durante el franquismo DYNAMIS. Acta Hisp. Med. Sci. Hist. Illus., 15,1995, 211-250. Me llama especialmente la atención en este articulo que uno de los tres autores más prolíficos durante el franquismo fuera Juan del Rey Calero (Pozoblanco, 1928), microbiólogo y parasitólogo y jefe del Departamento de Medicina Preventiva, Salud Pública y Microbiología de la UAM (1971-1998). Facultad donde realicé mis estudios de Medicina en un periodo en el que el Opus Dei tenía una influencia notable (1973-1979). Desconozco si esta influencia está actualmente vigente. Mi relación con Rey Calero y su departamento será tal vez estimulo para escribir otro texto en el futuro. Solo adelanto que mi vocación salubrista se forjó a pesar de este encuentro.

[7] Miguel Marco nos informa (pag 87) que pocos meses después de cesar Pascua al frente de la DGS, se promulgó en 1934 la Ley de Bases de Régimen Sanitario y la Ley de Coordinación Sanitaria, dos hitos del sistema sanitario republicano que organizaba los centros rurales primarios y secundarios y establecía la integración y coordinación de los diferentes profesionales, en especial los médicos titulares, en los servicios sanitarios.

[8] Pascua, M.: “Metodología Bioestadística para médicos y oficiales sanitarios”. Paz Montalvo. Madrid, 1965

[9] Marco Igual, Op cit 363-366

[10] Ibidem 373-394

[11] Juan Negrín, antes de su actividad política, fue una gran figura de la Fisiología médica española, muy valorado por Ramón y Cajal y maestro de personajes de la talla de Severo Ochoa y Grande Cobián.

[12] A Negrín le devolvieron a titulo póstumo (entregado a su hija, Carmen Negrín) el carnet del PSOE …en 2009 (!), después de su expulsión en 1946.

[13] Tanto por su postura durante su primera militancia socialista en 1920 (aunque desde su pertenencia a la corriente de Izquierda Socialista del PSOE, simpatizó con la III Internacional, e incluso contribuyó al nacimiento del efímero PCOE, se opuso finalmente a su integración en el PCE, volviendo al seno del PSOE-Marco Igual Op cit pp 29-32), como por la descarada exigencia que imponía a los fichajes de funcionarios para las embajadas de Moscú y Paris de no ser comunistas, al desconfiar de las posibles filtraciones al PCE y a la Unión Soviética (Marco Igual Op cit pp 113 y 209).

Un pensamiento en “La injusticia de un olvido: Marcelino Pascua (1897-1977)

  1. Gracias Javier por tu afán, primero de de investigar, y después de comunicar todo tu conocimiento. Tu blog siempre es un pozo inagotable de información. Es un placer leerlo, aunque a veces un poco tarde. Un beso muy fuerte.

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