Filantrocapitalismo (y II)

Por Javier Segura del Pozo
Médico salubrista

Hoy acabamos la reflexión iniciada la semana pasada (ver: Filantrocapitalismo (I)), a partir de la lectura del articulo “Philantrocapitalism, past and present….” de Anne-Emanuelle Birn. Hablaremos del H8, el grupo de los ocho actores más influyentes en la salud global, de las IPP’s (iniciativas públicas-privadas) más importantes, como The Global Fund y The Gavi Alliance, de sus conflictos de intereses (incluidos los de la Fundación Bill y Melinda Gates -FBMG-) y se darán algunas claves por las que se cuestionan estas organizaciones.  Concluiremos con la necesidad de controlarlas mejor, reforzar la OMS y los servicios públicos (nacionales e internacionales), y estar muy atentos y atentas a las nuevas estrategias biopolíticas globalizadas.

El H8 y las IPP’s

La profesora Birn llama la atención que al igual que el G8 (la reunión de los ocho países más ricos del mundo) ha desplazado a la ONU como espacio de decisión de escala global (configurando uno paralelo sin legitimidad democrática universal), hay un H8 formado por los ocho actores de la salud global con mayor poder financiero, que arrincona a la OMS en la toma de decisión en la salud internacional. Está formado por:

  • Cinco organizaciones de la “familia” de la ONU: OMS, UNICEF, UNFPA (El Fondo de Poblaciones de las NU), UNAIDS (u ONUSIDA) y el Banco Mundial (BM)

  • Tres organizaciones privadas o IPP’s (público-privadas, en inglés PPP=Public Private Partnerships)): BMGF, Gavi Alliance y el Global Fund to Fight AIDS, Tuberculosis and Malaria

Al igual que el G8, en las reuniones del H8 se deciden a puerta cerrada las principales prioridades en la salud global y son mayoría las organizaciones considerablemente influenciadas por Gates y la BMGF.

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Reunión del H8 el 23 de febrero de 2011: Ms Helen Evans Interim Chief Executive Officer, Global Alliance for Vaccines and Immunisation (GAVI); Dr Michel Kazatchkine Executive Director, Global Fund to Fight AIDS, Tuberculosis and Malaria (GFATM); Ms Tamar Manuelyan Atinc Vice President, Human Development Network, World Bank; Dr Tachi Yamada President, Global Health Program, Bill & Melinda Gates Foundation; Dr Margaret Chan Director-General, World Health Organization (WHO); UNAIDS Executive Director Michel Sidibé; Mr Anthony Lake Executive Director, United Nations Children’s Fund (UNICEF); Mr Babatunde Osotimehin Executive Director, United Nations Population Fund (UNFPA). Fuente: UNAIDS 

También se resalta que la promoción y apoyo a las IPP’s ha sido una de las estrategias principales del filantrocapitalismo, previamente iniciadas por el BM y el Fondo Monetario Internacional (FMI), con el apoyo de la Fundación Rockefeller (FR), en la década de los 90. Entre las principales están:

  1. The Global Fund to Fight AIDS, Tuberculosis and Malaria (El Fondo Mundial de lucha contra el sida, la tuberculosis y la malaria). Fundación suiza iniciada en 2002 con una subvención de 100 millones $ de la BMGF, cuyo objetivo principal era cortocircuitar (bypass) la así percibida burocracia de la ONU, para luchar contra esas tres enfermedades. El consejo de administración de este Fondo Global esta formado por 8 miembros de los gobiernos donantes (países ricos), un representante de la filantropía privada, otro del sector privado, 7 representantes de países de bajo o mediano ingreso, uno de “comunidades”, otro de ONG’s de países “desarrollados” y otros de ONG’s de países “en desarrollo”. Por increíble que parezca, la OMS y ONUSIDA no tienen voto en este consejo, pero el sector privado representado por la farmacéutica Merck/MSD y las fundaciones privadas, representadas por la BMGF, que han donado cerca de 1.500 millones $ al Fondo, si lo tienen y mucho. Esta IPP no solo ha debilitado a la OMS, sino al movimiento trasnacional que aboga por la reforma de la propiedad intelectual (PI), surgido a finales de los 90, para denunciar los beneficios inmorales de las industrias farmacéuticas que dificultan el acceso a los antivirales en los países pobres (especialmente los africanos)

  2. The GAVI Alliance (La alianza vacunal), sobre la que la BMGF tiene una gran influencia por sus donaciones (1.500 millones$ en 2013), surgió en 2000 y ha sido criticada por poner mas énfasis en nuevas vacunas (frecuentemente desarrolladas por sus socios de la industria farmacéutica), que por asegurar la cobertura básica universal de vacunas de eficacia probada, además de no tener en cuanta las necesidades y condiciones de vida locales.

  3. Otras IPPS impulsadas o subvencionadas por BMGF: Stop TB, Roll Back Malaria, The International AIDS Vaccine Initiative y the Global Alliance for Improved Nutrition.

La propia OMS se ve cada vez más ligada a las actividades con las IPP, a las que se han destinado entre 700 y 864 millones $ de su presupuesto bianual de 4.000 millones $ (20-25% del total). Las IPP’s han socavado la autoridad de la OMS y su capacidad de funcionamiento, mediante la fragmentación de los esfuerzos y de las políticas de salud global, una baja relación coste-eficiencia de sus acciones y una insuficiente rendición de cuentas, según varios informes del consejo ejecutivo de la OMS de 2007 y 2013.

Conflicto de intereses

Recientemente, la BMGF ha sido acusada de invertir en compañías farmacéuticas e industrias contaminantes (ExxonMobil y Chevron). La BMGF, a través del holding Berkshire Hataway de Warren Buffet (en el que está invertido el 50% del legado de la BMGF) tiene intereses en Johnson & Johnson, Sanofi-Aventis y otras farmacéuticas. Los últimos directores de su programa de Salud Global provenían de GlaxoSmithKline (Dr. Tachi Yamada) y de Novartis AG (Dr. Trevor Mundel). Las inversiones de la BMGF en salud, agricultura y otras áreas pueden beneficiar a estas industrias y a otras en las que tiene intereses, como Coca Cola, McDonald, Monsanto, Nestle, Procter & Gamble.

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Warren Buffett junto a Bill Gates en la junta anual de Berkshire Hathaway en Omaha. Fuente: RICK WILKING (REUTERS) en El Pais , 2 de mayo de 2015: “Warren Buffett sopla 50 velas” 

Ejemplos de estos conflictos de intereses han sido: la presión de la oficina en la India de la BMGF al ministro de sanidad para la introducción de la vacuna contra el rotavirus comercializada por Merck; la subvención a polémicos estudios de investigación en la India, realizados por PATH, sobre la vacuna contra el papilomavirus (de Merck y GlaxoSmitheKline); las practicas monopolísticas de Microsoft y las acciones a favor de la protección de la PI y de las patentes (entre otros empujado el tratado TRIPS en la OMC), que chocan con los intereses de la salud global a favor de los medicamentos genéricos y de facilitar el acceso a fármacos esenciales en los países pobres. Esto podría explicar la postura de la Comisión de Macroeconomía y Salud de la OMS, en la que la BMGF es un donante mayor, a favor de la PI, o el rechazo de la BMGF a tomar postura en la denuncia judicial de Novartis contra el gobierno indio por denegar una nueva patente a un supuestamente nuevo medicamento contra el cáncer.

Otro ejemplo es la implicación de la BMGF en AGRA (Alliance for a Green Revolution in Africa= Alianza para una revolución verde en Africa), a la que inyectó 264,5 millones $ en 2013. AGRA, al igual que el programa anterior de la Green Revolution de la FR, está enfocada a desarrollar modelos tecnológicos y de mercado para aumentar la producción agrícola. Este enfoque se hace a costa de abordajes más equitativos, democráticos y sostenibles, basados en asegurar los derechos de propiedad de tierras para pequeños productores (especialmente importante en un contexto de creciente presión de compra de grandes extensiones de tierras por extranjeros, en países con hambrunas y grandes problemas de malnutrición) y en apoyar las redes de distribución locales y regionales de alimentos. Además, es preocupante el papel que ha jugado AGRA en la investigación y desarrollo de organismos genéticamente modificados (OGM) y de semillas patentadas, ademas de en el control por las corporaciones de la riqueza genética de Africa, sin compartir estos beneficios con los cultivadores.

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Logotipo y documento de AGRA con imagenes atractivas en la portada

Cuestionando el filantrocapitalismo

Según Anne-Emanuelle Birn, se podría resumir este cuestionamiento en:

Beneficiarios de la desigualdad. Al igual que la FR y otras entidades filantrópicas, que surgieron a finales del siglo XIX y principios del XX, derivadas de los beneficios obtenidos por las industrias explotadoras (petroleo, acero, ferrocarriles, industrias), los beneficios colosales ganados durante los años 90 y el principio del siglo XXI por un numero reducido de personas vinculadas a las industrias de la tecnología de la información, aseguramiento, inmobiliarias y financieras (y por lo tanto, especuladoras), así como a las industrias ligadas a los sectores militares, de minería, petróleo y otras materias primas, fueron obtenidos a base de una creciente desigualdad social. Es decir, estos beneficios se produjeron gracias a:

  1. Una bajada de los salarios y a un empeoramiento de las condiciones laborales para la gran mayoría de los trabajadores del mundo

  2. El apoyo tácito o explicito a los conflictos militares y civiles que aseguraban el acceso a las materias primas

  3. Prácticas de inversión y comercio que se saltan las regulaciones protectoras

  4. La externalización (transfiriendo la responsabilidad corporativa desde lo privado a lo público y a las futuras generaciones) de los costes sociales y ambientales de los negocios acometidos, incluyendo exposiciones a tóxicos, contaminación del suelo, aire y agua, deforestación y los efectos de cambio climático.

¿La Salud Global es demasiado importante para dejarla en manos del sector público? Es decir, en manos de entidades públicas y con vocación democrática, como la OMS o los gobiernos. La idea de que el modelo de negocios puede resolver los problemas sociales y que es superior a las acciones y políticas publicas redistributivas de los gobiernos, enmascara la realidad que los enfoques de las empresas privadas han sido acompañadas, facilitadas y realizadas por la desregulación, las privatizaciones, la reducción de la administración pública y el énfasis en los resultados a corto plazo (en vez de la sostenibilidad a largo plazo), propios del neoliberalismo. Estos modelos se basan en la creencia de que el mercado es infalible, a pesar de las abundantes evidencias en contra. Pero es indudable que todos los incentivos financieros del mundo no crearán una vacuna contra la pobreza, la discriminación (racial, género, orientación sexual) y la desigualdad.

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Manifestantes protestando en Pretoria, Surafrica en 2001 por los intentos de la industria farmacéutica de parar la distribución de drogas genéricas baratas contra el SIDA. Fuente: «Big pharma’s excuses for the monopolies on medicine won’t wash». The Guardian, febrero 2013  Fotografía: Christian Schwetz/AP

Drenaje de fondos públicos al sector privado a través de la deducción de impuestos. El estatus de exención fiscal de las fundaciones y la deducción de impuestos a través de donaciones filantrópicas y caritativas, no solo sustrae de los presupuestos públicos miles de millones que se podrían dedicar a inversiones sociales y en salud, sino que es una afrenta a la democracia. La fe de que donando “puedes cambiar el mundo” es en muchos sentidos una manifestación ridícula de la noción de que “los ricos saben mejor cómo”, como si las decisiones autónomas de los donantes debieran sustituir a los estados de bienestar, representativos y controlados democráticamente, y a los sistemas de redistribución. Debemos ser conscientes que las deducciones fiscales sustraen grandes partidas de dinero público, dejándolas en las manos de organizaciones que consiguen claros beneficios con sus acciones “filantrópicas”: imagen, influencia política, redirección de la investigación para sus fines, aumento de protagonismo del sector privado, etc.

Desinterés por las enfermedades no transmisibles (ENT) y los determinantes sociales de la salud. La BMGF y otras similares se resisten a abordar las ENT, por ser intervenciones a largo plazo, políticamente complejas, con costosas implicaciones y ausencia de soluciones tecnológicas instantáneas. Asimismo, como dijimos antes, sorprende su desinterés por el enfoque de determinantes sociales de la salud, que fue adoptado por la OMS, a la vez que emergían a principios del siglo XXI.

Creciente influencia opaca. La BMGF determina la composición de los consejos de administración de las principales IPP’s y tiene una gran influencia sobre la OMS y otras organizaciones públicas de la órbita de la ONU. Como ejemplo, señalemos que en 2007 llamó la atención el cambio de destino del responsable del programa de malaria de la OMS, después de criticar en un informe los intentos de la BMGF por influir la política de malaria de la OMS. La BMGF y otras organizaciones filantrópicas controlan al menos el 10% (probablemente bastante de la ayuda al desarrollo en salud, que ha crecido desde menos de 11.000 millones a 30.600 millones $ entre 2000 y 2010, de los que al menos un tercio son aportados por el gobierno de EE.UU. Para cuidar su imagen e incrementar su influencia, la BMGF invierte más de 1.000 millones $ en actividades de “abogacía”, incluido la subvención directa a campañas de salud global en prensa, como The Guardian, El País, The African Media Initiative, y en radios, como el Public Broadcasting Service y National Public Radio de EE.UU, además de la Kaiser Family Foundations. Al contrario de la RF, la BMGF no ha mostrado un gran interés en reforzar la capacidad profesional y científica del sector público. Por el contrario ha sido responsable de una fuga de cerebros del sector públicos al privado.

Conflicto de intereses (ver apartado anterior)

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Telaraña de conflictos potenciales de intereses de la BMGF. Fuente: Private philanthropy and conflicts of interest in global health”. Blog Epianalysis. 12.04.2011 para ver el mapa a mayor tamaño, pinchar aquí: http://mapper.nndb.com/start/?map=12051 

Epilogo: sobre la desconfianza y la Biopolítica global

La crisis nos ha hecho más desconfiados a todos, tanto en relación a los gobiernos que dicen representarnos, como a las entidades financieras y empresas multinacionales que han estado en el origen de esta crisis y se han beneficiado de ella. La desconfianza y la indignación se traducen en la exigencia de transparencia y rendición de cuentas. Hagámoslo también con las organizaciones filantrópicas que dominan la Salud Global. Exigámosles una mayor rendición de cuentas a través de la elección pública y transparente de los miembros de sus consejos y asegurando la evaluación científica externa de sus actividades filantrópicas. Vigilemos sus conflictos de intereses y la amenaza sobre la independencia científica de profesionales y organizaciones de la Salud Global a la hora de marcar prioridades en las intervenciones y la generación de conocimiento.

A la vez, reforcemos el carácter democrático de la OMS, exijamos una mayor rendición de cuentas, facilitemos su independencia financiera, evitemos que se guie por los intereses del mercado y dotémosla de una mayor capacidad ejecutiva, tal como figura en su carta fundacional y en el espíritu de sus creadores. Costó mucho crear la OMS, y sus principales logros fueron el fruto del esfuerzo de cientos, de miles de salubristas, como mi difunto amigo y maestro Jo Asvall1 (director de la OMS Europea) o mi admirado Halfdan Mahler2 (director general de la OMS en su periodo más fértil y comprometido). Cuidémosla y hagamos que sea un instrumento eficaz de la gobernanza mundial y que vuelva a ser el actor principal en la salud global.

Y no nos olvidemos que también en este campo de la salud global, lo que se está jugando es la forma cómo los poderosos siguen siéndolo, a costa de beneficiarse de la mayoría de la población. Tal como dijo Foucault, tenemos que considerar las nuevas formas de dominación. Del control de los soberanos por la fuerza y la esclavitud (propio del mundo premoderno y del colonial), se pasó a un control más sutil a través de la regulación de la vida (reproducción, nacimientos, crianza, mortalidad, enfermedad, epidemias, estilos de vida, emigración, etc). Es decir, a través de la Biopolítica3, en el que la medicina tuvo y tienen un gran papel4. Al hacernos conscientes de ello, especialmente cuando se conocieron las practicas eugenésicas de los estados5, aumentó la desconfianza hacia el estado y la medicina del estado (Salud Pública), por parte de muchos movimientos contrahegemónicos que abogan por un cambio social. También hacia las organizaciones internacionales (inter-estados) surgidas del orden postcolonial6.

Sin embargo, estamos en un tiempo (el de la globalización y el neoliberalismo globalizado) en el que los poderosos se organizan al margen de los estados, y en el que los gobiernos, las regulaciones estatales y las organizaciones internacionales ya no son vistos como necesarios e instrumentos imprescindibles para sus intereses, sino incluso como un obstáculo molesto e indiscreto en el progreso de su cuenta de resultados y en la constitución de un mercado global, desregularizado, pero cada vez más monopolista. Y como instrumento de legitimidad científica de estas metas, el filantrocapitalismo juega un papel central en esta dominancia biopolitica global a través del control de los procesos vitales (mortalidad, morbilidad, fertilidad, epidemias, etc.), de los recursos (alimentación, tierras, minas, riqueza genética) y de la neutralización de las políticas públicas contrahegemónicas. Todo justificado con argumentarios científicos, supuestamente apolíticos, tal como hizo la medicina social en la biopolítica del siglo pasado. Por ello, en este momento, las administraciones públicas, nacionales e internacionales (y los servicios públicos), deben ser consideradas como un valioso instrumento para el cambio social y para poner coto a la irrefrenable ambición neoliberal y neocolonial. Eso si, siempre y cuando sean democráticas, transparentes y que…si, que nos representen (a la mayoría, en vez de a los poderosos de siempre, que saben muy bien cómo ponerlas a su servicio).

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Acceso al articulo original en inglés aquí: Birn_Philantrocapitalism_2014

Acceso al post completo en español (“Filantrocapitalismo”) aquí: Filantrocapitalismo

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1  Ver  Réquiem por Jo Eirik Asvall, salubrista, maestro y amigo 

2 Ver:

No olvides que habías venido a desecar la ciénaga (III): Alma Ata y los cocodrilos 

3 Ver serie de articulos de:

Biopolitica y Salud Pública”

4    Ver:

La Medicina Social, según Foucault

5 Ver:

6 Ver:

2 pensamientos en “Filantrocapitalismo (y II)

  1. Me parece una información muy valiosa y digna de conocer y difundir. Como siempre gracias por tu trabajo y por compartirlo. Saludos Isabel

  2. Pingback: Las sombras del filantrocapitalisme sanitario de Bill Gates | Red de Medicamentos ALAMES

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