¡No se despisten! ¡Actúen ya! (Mensaje a las amistades de Latinoamérica desde un epicentro de la pandemia)

Por Javier Segura del Pozo
Médico salubrista

Por mi relación con Latinoamérica, estoy recibiendo muchas preguntas sobre la actitud a tomar ante esta alerta mundial por la pandemia de la Covid-19. También me llegan muchos discursos y opiniones escépticas, recogidas en las redes sociales y los medios latinoamericanos, que dudan sobre la magnitud de la amenaza. Las reconozco: también estaban presentes hasta hace unas semanas en España, e incluso fui participe de ellas[1]. Temo que estas dudas y escepticismos puedan retrasar la toma de decisiones, tanto gubernamentales, como colectivas, para enfrentarse eficazmente a este reto. Eficaz y equitativamente, como veremos ahora.

Por eso, basado en la experiencia de esta última semana en la Comunidad de Madrid, uno de los territorios con transmisión comunitaria sostenida y creciente del nuevo coronavirus (SARS-CoV-2), y de las decenas de textos y artículos que he leído, me permito con humildad darles dos consejos: ¡No se despisten con las dudas! ¡Tienen que actuar YA con planes de contingencia (si todavía no lo han hecho)!

Que nuestros hospitales no se desborden

Cada día que pase sin tomar las medidas adecuadas, será de vital importancia para que el futuro número de compatriotas muertos aumente, cuando se extiendan los primeros focos que ya están presentes en casi todos los países latinoamericanos (y del resto del continente).

Háganme caso, por favor: ¡No se entretengan con discusiones sobre el oscuro origen de la epidemia, el impresionante foco mediático que está mereciendo y la comparación de la virulencia del virus con respecto al de la gripe estacional u otras patologías! De toda la maraña de información (“infodemia”), les selecciono la crucial:

El reto fundamental es evitar que sus hospitales y unidades de cuidados intensivos (UCI’s) se vean desbordados por el intenso pico de demanda de personas infectadas con cuadros clínicos graves (de neumonías fundamentalmente), que requerirán esa atención crítica, oportuna y de importancia vital.

Foto recente de una UCI en Lombardia (Italia). Fuente: «Coronavirus, quanti posti letto per la terapia intensiva ci sono in Italia e a cosa serve». Fanpage.it, 2 de marzo 2020

También: que el personal sanitario que les tenga que atender sea suficiente y esté adecuadamente entrenado y protegido para que los propios hospitales no se conviertan en un foco generador de infecciones “nosocomiales”(es decir, los pacientes que estén ingresados por otras causas, se acaban infectando con el nuevo coronavirus) y en un nodo multiplicador de la epidemia en la comunidad(tanto en China, como en Italia, en Vitoria o en Madrid, los hospitales han jugado un papel importante en la difusión de la epidemia, cuando en un momento inicial no estaban preparados para absorber el “tsunami” de ingresos).

Cualquier duda que tuve (y compartí) sobre la seriedad de la situación, se me despejó cuando empecé a escuchar, hace una semana, los relatos angustiosos que venían de los colegas sanitarios desbordados que trabajaban en los hospitales de Milán. Y esta semana, cuando oí las llamadas de socorro de los (mayoritariamente, “las”[2]) que están enfrentando y conteniendo heroicamente (a costa de arriesgar su salud) la avalancha de casos graves en grandes hospitales madrileños, como los de La Paz o el 12 de Octubre. En ellos se están habilitando cada vez más plantas exclusivas para atender a los nuevos diagnosticados (más graves) que requieren ingreso hospitalario y atención intensiva.

Hay una terrible disonancia perceptiva entre la normalidad de la vida en nuestras calles y barrios y la situación angustiosa en los hospitales, que dificulta tomar consciencia de la seriedad de esta alerta epidémica…hasta que no aparece un infectado grave en nuestra familia o entorno.

Proteger a nuestros vulnerables

Quédense con el dato de que el 15% de todos los casos serán severos (por ejemplo, con disnea), y que requerirán ingreso hospitalario. Y que el 5% serán casos críticos(con fallo respiratorio, shock séptico y/o fallo multiorgánico) que requerirán UCI’s. No se fijen tanto, en el dato de que el 80% serán leves[3]. Aunque esta última cifra es muy importante, por ser una buena noticia, que hay que manejar para tranquilizar a la población y que no haya pánico. Con este fin,  debemos también resaltar el hecho que los más jóvenes (y Latinoamérica tiene una población más joven que Europa), pasarán la infección (se estima que al menos el 60% la pasaremos) con molestias parecidas a una gripe o incluso menores.

Retrato de una anciana (la población más vulnerable). Fuente: prometeus

Pero esta tranquilidad debe ir acompañada de la preparación para proteger a nuestros queridos parientes, amigos y vecinos mayores de 75 años, especialmente los que además padecen otras enfermedades crónicas (diabetes, hipertensión, otras cardiovasculares, respiratorias, etc.), cuya letalidad alcanza hasta el 15%[4].

Echar cuentas de los recursos disponibles y necesarios

Hagan cuentas y pregúntense cuántas camas de UCI`s tienen disponibles en sus megaciudades de Latinoamérica (aunque también en sus zonas rurales) y cuántas serian necesarias para atender a la estimada población que las necesitarán en un muy corto periodo de tiempo. Cuántas camas hospitalarias. Cuántos respiradores mecánicos o medios para oxigenoterapia. Cuánto personal sanitario disponible(calculen por arriba para estimar la necesidad de sustituir a los que caigan enfermos). Cuántos EPIs(equipos de protección personal) tienen en stock. Cuántos profesionales están entrenados para usarlos.

Preparen los Call Centres para atender las demandas de información de la población asustada. Decidan quién va a coordinar el dispositivo, tanto el asistencial, como el epidemiológico (no se confundan, como a veces ocurre en mi país: los que más saben de epidemias, y cómo controlarlas, son los/as epidemiólogos/as, aunque no vistan con bata blanca; los que más saben de diagnosticar y tratar personas con enfermedades infecciosas son los infectólogos y microbiólogos; y ustedes tiene muy buenos salubristas y epidemiólogos en Latinoamérica. ¡Escúchenlos y denles responsabilidades! También a los clínicos, que no son menos buenos en su campo).

Averigüen qué capacidad tienen para montar un buen sistema de vigilancia epidemiológica, para satisfacer las necesidades de diagnostico microbiológico(número de pruebas de PCR disponibles) y para hacer una buena comunicación de riesgos a la población (es fundamental encontrar buenos o buenas comunicadoras que despierten confianza; mejor dicho, que superen la desconfianza crónica, ganada a pulso, en relación al mensaje de los gobernantes y las instituciones)[5].

Respiradores, equipamiento clave para la atención a los pacientes más graves de Covid-19. Fuente: El Español 

Sigo con la batería de preguntas. Qué capacidad tienen: Primero (en la fase de contención), para la búsqueda activa de casos, realización de pruebas de confirmación, identificación de contactos, cuarentena de casos y contactos y para el traslado a hospitales de los más graves (será para ustedes un reto el traslado desde el medio rural). Y luego (en la fase de mitigación), para convencer a la población de la necesidad de asumir medidas de “distancia social” (permanecer en sus casas y evitar la probabilidad de contactos) y a los empresarios de dar bajas laborales remuneradas y permisos para atender a las criaturas y abuelos (cuando se cierren los centros educativos, que es la medida que más altera las rutinas colectivas).

Aplanar la curva

Todo está encaminado a un objetivo: retrasar la infección (“aplanarla curva» de la epidemia) y darles tiempo a los hospitales de asumir el pico de demanda[6]. Para aceptar las medidas de distancia social y cambiar los hábitos de saludo y de higiene de manos, la clave es asumir que la conducta que uno tenga, no solo afecta a sí mismo, sino a la colectividad (una idea que va a contracorriente del feroz individualismo cultivado en las últimas décadas).

Aplanar la curva para dar tiempo a atender más casos graves

Si desoigo las recomendaciones y salgo de casa, saludo dando la mano o un beso, seguramente es un riesgo mínimo o asumible para uno mismo, pero uno puede ser transmisor de la enfermedad a personas vulnerables. Si salgo de casa y tengo un accidente, puedo sobrecargar las camas de hospital o de UCi. Va a serles muy difícil convencer a sus jóvenes que renuncien a la interacción social por unas semanas. El virus nos hace conscientes de nuestra interdependencia y de la importancia del Común (el bien y el mal común). No somos una simple suma de individuos con conductas independientes.

Volvamos a la epidemiología (aunque sabiendo que es inseparable de la sociología, de la antropología y de la política, como se ve claro en las epidemias). Un dato importante es el porcentaje de infecciones subclínicas (las que cursan sin síntomas o son tan leves que pasan desapercibidas), así como el porcentaje de casos con capacidad de contagio preclínico (uno o dos días antes de tener síntomas; normalmente el periodo de transmisibilidad o contagio coincide con el de síntomas, pero a veces se puede contagiar durante el periodo de incubación, es decir, el periodo entre que me he contagiado yo y tengo los primeros síntomas). Algunos trabajos publicados[7]los cifran entre un 20 y un 60%. Es una mala noticia, que lleva a la necesidad de aislar y observar a los contactos asintomáticos, así como de asumir la dificultad de abortar la epidemia con medidas de contención[8]. Recordemos que estas solo van destinadas a retrasar la fase de mitigación y a aliviar el desborde del sistema sanitario, especialmente los hospitales.

Quédate en casa

Llevamos apenas tres días de la implementación de las medidas de distancia social en Madrid. No son fáciles, pero son muy importantes[9]. Como he dicho, requiere desaprender y aprender muchos hábitos. También a ingeniar nuevas formas de sociabilidad y empleo del tiempo.

Imagen insólita de una de las principales calles de Madrid vacía por la alerta epidémica. Fuente: EFE

Uno de los riesgos es que esta distancia social sea entendida como el “sálvese quién pueda” y “yo me lo guiso, yo me los como”. La crisis está ya desvelando la injusticia de las desigualdades sociales en salud y las inequidades de nuestra sociedad. Y a medida que avance, se hará más evidente. Los efectos secundarios de la paralización de la vida social y económica los van a sufrir especialmente los más pobres y los que sean despedidos o pierdan su fuente de ingreso. Recordemos que la pobreza acorta la vida más que cualquier otra amenaza para la salud[10]

Esto ya lo estamos viendo. Los que están mejor preparados para encerrarse en casa y “teletrabajar”son las clases medias y altas. Los y las que trabajan en grandes empresas o que pueden vivir de sus rentas. Los que pueden “comprar el cuidado domiciliario”: a canguros (babysitters) para que se queden con las criaturas desescolarizadas, cuidadoras de personas mayores, los que pueden hacer la telecompra.

Los y las precarias se ven forzadas a ir a trabajar, aunque tengan síntomas (“presentismo”), con el riesgo de transmitir la infección en sus trabajos y en la calle. La alternativa es el paro y la indigencia.

Estamos recibiendo noticias poco tranquilizadoras en las agencias de empleo, sobre numerosos despidos que espero que se atajen o alivien con las medidas que nuestro gobierno está poniendo en marcha. Si seguimos a rajatabla el importante, pero simplista, mensaje de “sé un ciudadano responsable y “quédate en casa”, no habremos atendido la necesidad real, que es diversa e inequitativa. Tenemos que complementar las cuarentenas masivas con el apoyo masivo y solidario a los más necesitados.

¿Cómo seria una respuesta comunitaria al coronavirus?

Por eso, escribí hace 3 días este articulo: ¿Cómo seria una respuesta comunitaria al coronavirus?[11]. Aquí la palabra comunitaria tiene dos vertientes interrelacionadas: como ámbito extrahospitalario, pero también como solidaridad ciudadana. Lo explico un poco mejor.

Como hemos dicho, es muy importante centrarnos en la capacidad de respuesta de nuestros hospitales, pero para que ésta sea eficaz, tenemos que pensar cómo nos organizamos en el ámbito extrahospitalario para aliviar la demanda de los hospitales. Además, debemos también centrar nuestros esfuerzos en abordar las situaciones de inequidad en el acceso a la sanidad y los cuidados, que también se dan en épocas inter-pandémicas, pero que en esta crisis pueden exacerbarse y acabar con que la paguen y sufran especialmente, como siempre, los más vulnerables.

En Vitoria (País Vasco) acaban de crear una red de cuidado popular frente al coronavirus (Batera)

Por ambas razones, tenemos que organizar una atención extrahospitalaria y comunitaria de los más necesitados, que requerirá no solo un amplio dispositivo socio sanitario público en los barrios[12], a pie de calle, sino su apoyo por redes de ciudadanía, activadas y empoderadas para ayudar a los vecinos y las vecinas más vulnerables (biológica y socialmente hablando) que no puedan “comprar los cuidados” o que no sean capaces por si mismo de cubrir las necesidades de permanecer aislados en casa. Hacerlo de forma imaginativa, con las precauciones adecuadas (mascarilla si se necesita, distancia mínima entre personas, uso del teléfono o celular, etc.). La ayuda mutua debe ser compatible con la “prescripción social” de aislamiento domiciliario colectivo. Compatibilizar el vinculo social solidario con la distancia social.

Cómo será en Latinoamérica

Y conociendo la realidad social y sanitaria de algunos países de Latinoamérica (conozco más la de Colombia, menos las de Perú, Venezuela o México), aquí es donde empiezan mis temores y la consideración de la magnitud de los retos que tendrán que afrontar.

Ustedes tienen muchas fortalezas (ejemplos hermosos de solidaridad comunitaria, donde no llegan los servicios públicos, o tradición de “buscarse la vida” con una demostrada capacidad de resiliencia colectiva, ejemplos de respuestas patrióticas frente a la tiranía o las catástrofes, de «mingas» comunitarias de defensa frente al ataque a la madre tierra y a los bienes comunales, etc.), pero también importantes debilidades. [¡Ojo! Solo las señalo desde el cariño que les tengo y el animo de cuidado hacia ustedes, no para “meter el dedo en la llaga” desde mi atalaya europea].

Se me ocurren en estos momentos dos importantes: un sistema sanitario público muy debilitado (por los procesos de introducción de iniciativas público-privadas y/o de abandono de lo público en muchos sitios) y con importantes barreras sociales, económicas y geográficas de acceso a los servicios.

Y, la segunda debilidad, es una importante proporción de economía informal y empleo precario (incompatible con aquello del “teletrabajo” o las bajas laborales remuneradas).

Además del nivel de hacinamiento en sus barrios mas humildes, que rodean sus megaciudades, donde las medidas de “cuarentena domiciliaria” no van a ser fáciles de cumplir, y donde, además, hay menos recursos sanitarios que en los centros urbanos, de difícil acceso desde la periferia . Sin hablar de la situación de sus transportes públicos (ahora estoy pensando en los transmilenios colombianos hacinados en horas punta).

Hacinamiento en el Transmilenio de Bogotá. Fuente: El Tiempo, 1 abril 2017

El valor de lo público

¡No se despisten! ¡No pierdan tiempo! Por ejemplo, a mis queridos y queridas colombianas, piensen cómo hacer para que todas las EPS e IPS (aseguradoras sanitarias y proveedores de servicios) se pongan a disposición de la necesidad nacional de atención inmediata a los casos más graves, además de informar, atender y contener a los menos graves en sus barrios.

Al igual que nosotros estos días, les darán ustedes cada vez más valor a los servicios públicos, y echarán en falta que todas sus redes sanitarias no funcionen con las lógicas de lo público.

Necesitarán un gran esfuerzo de coordinación de recursos, además de vigilar las dinámicas de segmentación de la atención según niveles de compra de los pacientes. Los copagos y la atención proporcional(a la cuantía de la póliza del seguro médico contratado) no son patrióticos. No tienen sentido en una epidemia. Lo que prima aquí es el “a cada uno según su necesidad”, en vez de “a cada uno según su cartera”. En una epidemia como esta, de nada sirven las solicitudes y acciones de «tutela» posteriores a la desatención.

¡Toquen la corneta para que todos los recursos (también los privados) se pongan a las ordenes de la planificación centralizada! ¡Aunque a algunos les suene esto a “soviético”! E, insisto: vigilen que se cumplen los criterios de cobertura universal, frente al “sálvese quien pueda” insolidario y el “yo proveo para los míos”. Ya sé que esto va en contra de las ideas individualistas y (supuestamente) meritocráticas, imperantes en partes importantes de sus sociedades (también presentes en este lado del charco).

¡Compren ya, si no lo han hecho, los equipamientos necesarios para sus hospitales y para realizar los diagnósticos microbiológicos! Si no pueden importar respiradores o EPIs, plantéense si pueden fabricarlos allí. Probablemente no sea fácil. Pero, insisto, la gran pregunta y el termómetro de a quién sirven sus gobiernos será: ¿quién va a tener acceso a las camas de UCI’s y a los respiradores disponibles?

¡Vayan preparando a la población para las fases de contención y mitigación! ¡Aprendan de la experiencia de España! Igual que nosotros lo hemos hecho de la de Italia (dos o tres semanas de anticipo que la nuestra) y estos a su vez de la de China o Corea del Sur.

Una imagen a evitar

¡No permitan situaciones insolidarias! Me estoy imaginando a sus clases altas parapetadas en sus urbanizaciones exclusivas, rodeadas de vallas electrificadas o de alambres de espinas, con vigilantes armados y portando mascarillas, controlando con medidores de temperatura el flujo de entradas del personal de servicio y visitas, habiendo hecho antes acaparamiento de bienes, y habiendo asegurado, en caso de necesidad, el acceso a exclusivos hospitales privados con UCI´s bien dotadas, ubicados en los centros urbanos de negocio. Mientras la población escucha en los televisores de sus humildes hogares la llamada gubernamental a la responsabilidad individual de cada uno.

Control de entrada a una exclusiva urbanización privada o country de Argentina. Fuente: Securitas Argentina

Me estoy imaginando la periferia de los barrios, los poblados o las favelas aisladas por orden gubernativa (para evitar el contagio de los “barrios bajos” a la ciudad burguesa, como en el siglo XIX). Veo los transportes públicos (que unen las periferias con el centro) interrumpidos, y sus pobladores abandonados a su suerte.

Equipo de salud del proyecto Territorios Saludables de la Alcaldía de Bogotá, haciendo cuidado comunitario y visitas domiciliarias en la población de Ciudad Bolivar (Bogotá, Colombia) en noviembre de 2015

¡Discúlpenme si les parece que soy exagerado y debo tener más fe en la conciencia ciudadana de sus élites políticas, sociales y económicas!

Siempre hay más casos de los oficiales

Volviendo al necesario abordaje del escepticismo con datos epidemiológicos. Si algunos minimizan la importancia del número de casos y muertos en las etapas iniciales, piensen que los casos que se irán dando (día a día por la televisión) son casos por fecha de diagnóstico, no por fecha de inicio de síntomas(no se suele tener este dato). Y la curva epidémica por inicio de síntomas es anterior a la curva por fecha de diagnostico.

Es decir, que cuando aparentemente estamos en fase muy inicial de la curva, según los datos oficiales, en la realidad tenemos muchos mas casos reales. Eso significa que, si nos dicen que solo hay 10 casos, probablemente tengamos 10 ó 15 veces mas (100 ó 150), si nos dicen que 100, probablemente haya 1000 0 1500, etc. Les recomiendo la lectura de este articulo: Tomás Pueyo. Why you must Act Now![13]

Además, en la fase en la que estamos en Madrid, ya no se hacen las pruebas de confirmación del coronavirus a los casos leves, por lo que es muy difícil tener una estimación del numero de casos reales(los que se dan, es mas probable que representen los casos graves,  por eso la letalidad oficial también estará sobreestimadaen las fases avanzadas de la epidemia: se sabe mejor del número de muertos, que del numero de enfermos). Por eso es importante tener un sistema de vigilancia epidemiológica como el de los médicos centinela de la gripe, que también hagan pruebas de coronavirus y te pueda dar estimaciones de tendencias y tipos de gérmenes circulantes.

¡Sí, se puede!

Pero que todo no sea susto y paralización. Estar alerta, no significa estar alarmado y aterrorizado. Aquí también está el “¡Si, se puede!”. Las noticias que vienen de China son esperanzadoras. Se puede vencer la enfermedad. Las curvas epidémicas de Corea del Sur e Irán ya están siendo descendentes. Espero que las de Italia dentro de poco. Parece ser que las medidas de distancia social y cierre de territorios epidémicos, dan su fruto 2 o 3 semanas después. También el descenso de la letalidad cuando hay una buena atención sanitaria (hospitales no sobrepasados y que no sean focos diseminadores del contagio). No hay que tirar la toalla, como parece que está ocurriendo en el Reino Unido si atendemos a las sorprendentes declaraciones de ayer de Boris Johnson[14]. Se pueden reducir las muertes si se actúa adecuadamente. A menos que se dé más importancia a la macroeconomía que a la protección de las personas mayores, enfermas y humildes.

Ojo con las medidas de excepción

Finalmente, otro consejo y otra advertencia. Estamos viviendo una situación de excepción, que justifica medidas de excepción (hoy se he declarado en España el estado de alerta), en la que es necesaria tener confianza en quien esté frente del timónde la gestión de la crisis. Los que aprovechen la crisis para desgastar con golpes bajos al gobierno, pueden pagarlo en la opinión pública (estos días en España parecía que se iba a dar este juego ruin en la oposición). En una situación como esta, hay que aparcar las diferencias y centrarse en lo urgente y el bien común, más que en el interés táctico partidista. Sin embargo, esto no significa no estar vigilante y ser exigente con el gobierno.

Debemos exigir a nuestros gobiernos que hagan una gestión eficaz, pero también equitativa de la crisis, cuidando que los más necesitados reciban más cuidados (en este caso, como en la mayoría de las ocasiones relacionadas con la salud pública, la eficacia y la equidad van de la mano). La pandemia viral no debe convertirse en un fenómeno de eugenesia pasiva que siegue la vida las personas más ancianas, más enfermas y más pobres, de nuestras sociedades latinoamericanas. No puede ser un proceso de darwinismo social que seleccione a los que tienen más fácil acceso a las camas de UCI´s y respiradores disponibles. Tampoco para abandonar a su suerte los que sufran de despidos o pierdan su forma de ganarse la vida. La solidaridad colectiva tiene que extremarse. Para algunos es incluso una oportunidad de introducir medidas solidarias aparcadas, como la renta mínima universal , al menos mientras dure la crisis (ver propuesta de Guy Standing[15])

Debemos exigir pero también debemos vigilar. Vigilar que las medidas de excepción solo se tomen para los fines sanitarios establecidos. Esta semana en España, el parlamento (las Cortes) ha dejado de celebrar sesiones, están desaconsejadas (prohibidas, dentro de poco) las manifestaciones y reuniones, se han cerrado los centros culturales, se limitan los movimientos entre algunas ciudades y se acaba de anunciar (mientras escribía este texto) que a partir de pasado mañana habrá un toque de queda (prohibición de salir de casa, con algunas excepciones a justificar), con la presencia del ejercito y la policía en las calles y las estaciones de trenes, autobuses y aeropuertos. ¿Les suena esta situación?

Soldados italianos revisan a los pasajeros que salen de la estación de Milán. Fuente: El Mañana, 14 marzo 2020 con foto de Antonio Calanni

Pues eso, tenemos que vigilar: que ningún gobernante tenga la tentación de aprovechar la situación sanitaria y el argumento científico para otros fines. La ciudadanía debe confiar y apoyar a sus lideres, pero a la vez controlarlos y exigirles.

¡No se despisten!¡Actúen ya!

Difíciles tiempos nos esperan, pero saldremos de esta. Probablemente, más sabios y preparados para futuros retos similares. O para acertar en cómo prevenirlos. Lo que es seguro es que le daremos más valor a lo público y común. Es decir, a la verdadera democracia.

Seguimos en contacto (¡bendito internet!). Se ha suspendido mi viaje previsto a Colombia de mediados de abril, pero espero estar allí con ustedes dentro de poco.  Pero mientras, recuerden: ¡No se despisten! ¡Actúen ya!

Un abrazo muy fuerte desde Tres Cantos (Madrid, España)

—–

NOTAS Y REFERENCIAS:

[1]Hace tres semanas compartí mis dudas por Twitter en un hilo que se hizo muy popular. Como dije entonces, no me avergüenza haber compartido mis dudas, como ahora comparto mis certezas.

[2] Un 70% del personal sanitario de Madrid es femenino

[3] Johnson Helen C, Gossner Céline M, Colzani Edoardo, Kinsman John, Alexakis Leonidas, Beauté Julien, Würz Andrea, Tsolova Svetla, Bundle Nick, Ekdahl Karl. Potential scenarios for the progression of a COVID-19 epidemic in the European Union and the European Economic Area, March 2020. Euro Surveill.2020;25(9):pii=2000202. https://doi.org/10.2807/1560-7917.ES.2020.25.9.2000202

[4]Fei Zhou et cols Clinical course and risk factors for mortality of adult  inpatients with COVID-19 in Wuhan, China: a retrospective  cohort study. The Lancet, March 9, 2020 https://www.thelancet.com/action/showPdf?pii=S0140-6736%2820%2930566-3

[5]European Centre for Disease Prevention and Control. Resource estimation for contact tracing, quarantine and monitoring activities for COVID-19 cases in the EU/EEA. ECDC: Stockholm; 2020. https://www.ecdc.europa.eu/sites/default/files/documents/COVID-19-resources-for-contact-tracing-2-March-2020_0.pdf

[6]European Centre for Disease Prevention and Control. . Guidelines for the use of non-pharmaceutical measures to delay and mitigate the impact of 2019-nCoV. ECDC: Stockholm; 2020. https://www.ecdc.europa.eu/sites/default/files/documents/novel-coronavirus-guidelines-non-pharmaceutical-measures_0.pdf

[7]Tapiwa Ganyani, Cecile Kremer et cols “Estimating the generation interval for COVID-19 based on symptom onset data” BMJ (pending peer-review). https://www.medrxiv.org/content/10.1101/2020.03.05.20031815v1.full.pdf

[8]Joel Hellewell et cols. Feasibility of controlling COVID-19 outbreaks by isolation of cases and contacts . Lancet Glob Health, February, 28, 2020.https://www.thelancet.com/action/showPdf?pii=S2214-109X%2820%2930074-7

[9]Roy M Anderson et cols. How will country-based mitigation measures influence the course of the COVID-19 epidemic?. The Lancet, March 6, 2020 https://www.thelancet.com/action/showPdf?pii=S0140-6736%2820%2930567-5

[10]“La pobreza acorta la vida más que la obesidad, el alcohol y la hipertensión” Un macroestudio en ‘The Lancet’ critica que la OMS no incluya la desigualdad como factor a combatir. El Pais, 2 de febrero de 2017 https://elpais.com/elpais/2017/01/31/ciencia/1485861765_197759.html

[11]Javier Segura “¿Cómo seria una respuesta comunitaria al coronavirus? Cuarto Poder, 12 de marzo de 2020 https://www.cuartopoder.es/ideas/2020/03/12/como-seria-una-respuesta-comunitaria-al-coronavirus/

[12]Es un error cerrar los servicios sociales de barrio en esta situación. Deben ser considerados servicios esenciales, como los de Atención Primaria de Salud.

[13]Tomás Pueyo. Why you must Act Now!. https://medium.com/@tomaspueyo/coronavirus-act-today-or-people-will-die-f4d3d9cd99ca

[14]“Reino Unido se declara impotente ante el coronavirus y da prioridad a la economía” La Vanguardia, 13 de marzo 2020 https://www.lavanguardia.com/internacional/20200313/474112559284/reino-unido-impotente-coronavirus-prioridad-economia.html

[15]“Guy Standing: Universal basic income needed against coronavirus’ economic damage” https://www.rt.com/shows/going-underground/482773-uk-public-services-coronavirus-outbreak/

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