Por Javier Segura del Pozo
Médico salubrista
Al fin se ha animado Emilio Parajón a compartir la memoria de 19 años (2003-2022) de una de las iniciativas vecinales de salud comunitaria más originales y sólidas de Asturias: A pie de Barrio. En el seno de la asociación de vecinos «La Arena» de Gijón, Emilio ha liderado y cuidado, junto con otras vecinas y activistas sociales, un proyecto que, a partir de la preocupación inicial por los jóvenes del barrio, se acabó convirtiendo en una escuela de salud comunitaria (ESCO) y en una red social que tiene la salutogénesis como su brújula de acción y la horizontalidad participativa como su forma de pensar y hacer. Acaba de editarse el libro-memoria de A pie de Barrio y Emilio ha tenido la generosidad de difundir la versión digital a través de este blog. Os la podéis descargar aquí:
Emilio Parajón Posada, con la ayuda de Alicia Masseroni Vigil, ha hecho el gran esfuerzo de volcar su memoria y revisar sus archivos para dar cuenta de la experiencia. El resultado constituye un valioso legado para los que quieran tomar el testigo en el barrio o compartan similares inquietudes en otros lares. Siempre hemos dicho que para lo que se siembra, brote de nuevo (sea en nuestro campo o en tierras lejanas) con fértiles cosechas, hace falta contar, escribir y compartir el proceso «agrario». Los proyectos comunitarios, como la vida, nacen, crecen y mueren. Debemos contar con el fin de nuestros proyectos, pero para que se reproduzcan, hay que contarlos: documentarlos, ilustrarlos, transmitir no solo los éxitos, sino, más importante aún, las dificultades afrontadas y los fracasos. Hay muchas experiencias comunitarias valiosas que finalizaron sin apenas haber sido conocidas. No forman parte del acervo literario y «científico» accesible para un profesional o activista de la salud comunitaria, tampoco están incluidas en los programas docentes de los estudios universitarios, ni son publicadas en las revistas científicas. Lo que se ha llevado el viento, ni siguiera adquiere la categoría de «literatura gris» encerrada en los cajones de despachos o estanterias institucionales.
Emilio, a quien tengo el gusto de conocer y admirar desde el año 2010 (ver «A pie de barrio, en Gijón»), ha querido evitar este despilfarro, compartiendo con nosotros no solo el rico marco teórico de A pie de Barrio (expuesto en la primera parte del libro: «Ámbito conceptual»), base del propio programa de formación de la ESCO, sino la forma en que se llevó a la práctica esta teoría en la acción vecinal y el abordaje de la eterna brecha entre teoría y práctica (compartido en la segunda parte: «Teorías en la práctica»). No os esperéis un libro lujosamente editado e ilustrado, pero no dudéis que está hecho con mucho amor artesanal, honestidad intelectual y generosidad.
Emilio tiene muchas más cosas que contar (su increíble vida de activista social, comprometido con la equidad y los más humildes, sea desde los barrios o las aulas, a caballo entre dos continentes, transitando entre la vida sacerdotal y la laica, eterno rebelde ante la injusticia social y la burocracia), que sería un buen guión de película o serie para dar cuenta de una época (los últimos 90 años de nuestra historia) y de una generación de luchadores inconformistas, pero temo que su pudor y modestia nos robe esta otra memoria: la memoria de su vida ¡Ojalá me equivoque! De momento: ¡Gracias, Emilio!
Salud Pública y otras dudas 